viernes, 12 de marzo de 2010
Un poco de Betty Boop es mucho Boop.
Pregúntenle a Yutub por qué no pueden ver "Dizzy Red Riding Hood"
Tenía en la cabeza desde hace mucho tiempo, especialmente después de esas noches toledanas que sufren algunas de las señoritas decentes enamoradas, traer a Betty Boop a esta casa.
La simpática Betty es hija de Max Fleischer, monstruo de la animación allí donde los haya e inventor de algunas de las técnicas más revolucionarias del medio. Desgraciadamente Betty, hoy ha quedado reducida a ser camiseta de adolescente gafosa con granos y entrada de parados amancebados aún más desagradables, y de Fleischer no se acuerdan ni sus nietos.
Betty nace como tantos otros personajes de aquella época, como un animal antropomorfo, concretamente un caniche, cosa muy fea y posiblemente anti-natura aunque hoy en día siga estando bien visto entre los amantes bandidos de los animales. Por suerte este primer personaje no termina de gustar a nadie, hay espectadores que quieren arrancarse los ojos, miles de caniches son apaleados cruelmente por las calles de Detroit y Los Angeles y el personaje termina transformándose en la jovencita cabezona Betty.
Betty es un ejemplo del tipo de chica de moda de la era del jazz: Una chica tontita, alocada, coqueta, infantil, caprichosa, que no sabe muy bien donde termina su inocencia y empieza su inconsciencia pero que desea disfrutar de la vida a lo grande, bailar, cantar y pasárselo bien. ¿Y quién no, vamos a ver? Yo me apunto ahora mismo.
Por supuesto que este estereotipo tendría muy poco futuro, de ahí y de otros lodos el declive y olvido del personaje, en un mundo en plena crisis económica y en que la mujer, ya trabajadora fuera de su hogar en gran medida y reivindicando sus derechos, volaba a otras alturas. Betty nos queda como un residuo, y aún en su época ya lo era, de los felices años 20 y de esa fiesta sin fin que terminó con Fitzgerald alcoholizado y con Zelda en un manicomio.
Sin embargo la suma de guiños picantes (hasta cierto punto infantiles), el abanico de estupendas bandas de jazz de la época (y la extrema relación entre música y animación), la espectacular animación, las situaciones delirantes, los objetos que toman vida a su gusto y placer y el continuo frenesí, hacen que los disparates de Betty Boop sean de obligada visión, especialmente si disfrutan de los dibujos animados como yo lo hago. Yo les quiero invitar a conocer a Betty y a ver conmigo algunas de sus aventuras:
-Betty Boop MD (Betty Boop doctora)
Betty Boop, junto con Bimbo y koko, se dedica a vender de pueblo en pueblo una medicina milagrosa llamada "Jippo", que aunque nos recuerde mucho a nuestro patrio "gilipollas" en realidad el nombre apunta a alguien que vive a salto de mata ganándose la vida cometiendo pequeños hurtos y timos. El estupendo "Jippo", a pesar de no ser más que agua del grifo, causa los más extraños efectos entre los confiados aldeanos. Para que se fíen de los vendedores ambulantes y de los homeópatas trashumantes.
Atentos a dos de los grandes momentos del video:
-Un anciano improvisándose una "cama-tumba" in situ.
-Un nene transformado en un apuesto galán de verbena.
-S.O.S (1932)
Naufragios, piratas, ráfagas de viento que levantan faldas y revelan lencerías, picardía, "I can´t dive, I can´t swim I don´t know how to do anything... oh mamma! what can we do?"...
Este "S.O.S" es uno de los mejores ejemplos del alocado y delirante mundo de Betty Boop y de los guiños adultos que causaron tanta indignación entre la gente seria y decente que iban al cine a ver películas ejemplarizantes y no marranadas dibujadas. Una joya de principio a fin.
-You try somebody else (1932)
Un gato, recién salido de la cárcel entra a robar a la casa de Betty. Punto. No les digo más porque esta historia es un delirio carcelario (padre del thriller carcelario a lo Celda 211) con motines, arrestos, tiroteos y la cantante Ethel Merman luciéndose e invitándoles a cantar "You try somebody else", una bella canción que apuesta por el intercambio de parejas, porque el amor, si es amor verdadero, resiste muchas camas. Eran otros tiempos amigos.
Resaltemos tres momentos, tres:
-El pez despidiéndose de su familia antes de ser merendado.
-El bello ejemplo de karaoke popular cinéfilo de la época. Las juergas que se debían montar en esas salas. Go Ethel, Go!
-El "tranvía-silla eléctrica" del final: Un perturbador ingenio que en lugar de matar produce gozo y cosquillas a los díscolos reos...
-Snow White (1933)
La enésima versión de la historia de Blanca Nieves Herrero, hasta aquí todo en orden. Sin embargo, y a pesar de pertenecer al declive de una Betty Boop ya aligerada de picardía e insinuaciones eróticas, es un soberbio ejemplo de la maestría y el deseo de innovar de los Estudios Fleischer.
Sólo por poder escuchar a Cab Calloway cantar el Saint james infirmary blues y disfrutar de uno de los mejores ejemplos de animación clásica de la mejor calidad, este "Snowhite" tiene un lugar especial en mi corazoncito: A partir del minuto cuatro se van a derretir de placer.
I went down to St. James Infirmary, Saw my baby there set down on a long white table,
So sweet, so cold, so fair. Let her go, let her go, God bless her...
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