Bla Bla Bla Goodbye Bla Bla Bla

miércoles, 8 de abril de 2009

This magazine is haunted, so is this blog....


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Algún día hablaremos de la santa casa de E.C comics, de Gaines, Feldstein, Jack Davis, Severin, Elder, frazetta; de la caza de brujas americana, de las medidas draconianas con la que la Comic Code Authority convirtió un medio rebosante de pasión, fantasía, matanzas gratuitas y mala baba de ultratumba en una pantomima de cretinos con capa, historias patrióticas tan edificantes como bobas y mucha "poesía de las pequeñas cosas" hecha viñeta.

No me cansaré de repetirles, por el bien que pueda hacerles, que tengan presente que las buenas intenciones, la pedagogía y la filantropía suelen ser los disfraces preferidos, y con los que se sienten más cómodos y a su ajo, los mayores canallas, los pervertidos, los cobardes advenedizos y los informáticos de empresa que en el mundo han sido y serán; siempre demasiados, desgraciadamente.

Por hoy nos quedaremos con un brillante ejemplo de comic de terror pre-code, de las varias docenas de publicaciones regulares, de mejor o peor calidad, que había circulando en aquellos enloquecidos años 40 y 50.

Dicho esto, y por poner al día el blog con respecto a "confesiones y testimonios", como cualquier blog que se precie, les diré que yo que de pequeñín, de amancebadito si quieren cachondearse a mi costa, me volvía loco por los monstruos, los marcianos y los trabucos laser, como cualquier niño sano.

En mi ciudad había una vieja librería, de esas con las paredes llenas de estanterías de madera hasta el techo (aunque tristemente medio vacías), un suelo de madera chirriante con más zapateo a cuestas que un tablado flamenco y además ese olor a papel viejo, humedad y a polvo que ya es tan raro encontrar porque ahora todo es Fnac y además mola mazo.

Recuerdo que la señora que llevaba aquel local era muy elegante, siempre bien peinada, muy arreglada, y además era muy amable y simpática conmigo. Hoy en día creo que más bien seguía con todo aquel negocio más por entretenimiento que por beneficio o necesidad, pero desgraciadamente lo desconozco, porque como tantas personas que nos acompañan en la memoria aquella señora era una completa desconocida y sólo sé que desde hace muchos años en ese local en lugar de una librería hay una tienda de bragas. No, no es una mercería, no es una tienda de lencería fina, no, venden sólo bragas. Una pena.

En esa librería tenía una pequeña mesa plegable al lado del enorme mostrador llena de pilas de comics de diferentes casas, pero todos, toditos de terror y ciencia ficción; muchos usados, algunos con la portada bastante estropeada, y que vendía a mitad de precio, a veces incluso, con números muy cochanbrosos me hacía un dos por uno, y podía llevarme dos aquel día por 50 pts.

Imagínense a un niño mirando las portadas llenas de hombres lobo, cadáveres y vampiros, como loco de júbilo por el juguete nuevo y sin poder decidirse por cuál coger para pasar una tarde de sábado de lo mejorcito, y sin saber cuál parece más terrible (ergo será mejor número: inocencia de juventud) o cuál parece que tiene más páginas (Así durará más: astucia de juventud) mientras los cretinos que comparten ADN con el pobrecito le meten prisa, que ya está bien, coge uno cualquiera que son todos iguales, pero date prisa que tenemos que hacer un montón de recados...

Vampus, Creepy, Rufus, Dossier Negro... amigos de primera infancia.

Con todo este divagar quiero decirles que me alegro enormemente de que exista una herramienta como internet, que me permite poder disponer de comics que de otra manera sería muy difícil, si no casi imposible incluso el conocerlos, y, desde luego, poder disfrutarlos. ¡Gracias internet!, ¡Gracias Gutenberg!, ¡Gracias Tesla!.

Dicho todo entremos en materia. Quiero compartir con Vds. una espectacular historieta (qué palabra más bonita y qué poco dignificada) aparecida en el número 17 de la truculentísima revista This magazine is haunted: un claro ejemplo de esa mezcla, hasta cierto punto ingenua, de masacre gratuita y enjundia moral cogida con pinzas, que tanto gustaba pasearse por las páginas de las publicaciones pre-code. Una auténtica delicia.



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Un simple deseo, A simple Wish, y si el deseo empieza con un volcán en erupción mejor que mejor. Espero, eso sí, que esa zona no sea La Rioja porque si no vamos a estar bebiendo gaseosa muchos años, porque eso es todo un señor volcán, señoras y señores.


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No tengo claro quiénes son los vulgares mirones y quiénes son los científicos, sólo sé que esa figura del fondo izquierda lo mismo puede ser Pedrín, que Zipi, que Stephen Hawking en sus años mozos.
Eso si, la expresión anonadada está logradísima, aunque quizá sean los vapores tóxicos del volcán en erupción que les están empezando a afectar.


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Los mirones, que son todos unos caprichosos, se han ido a ver la televisión o a espiar a las parejas en los parques. Los científicos, que deben ser todos funcionarios, una vez cumplido el horario se van a dormir tan alegremente, ¡Que la natura se pare y espere a la ciencia!.

Pero de los fuegos de satán, sale una figura púrpura y con un olor a chamusquina que tira para atrás. Se va a armar la marimorena ya lo verán, se lo digo yo que ya me he leído el comic.


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¡Pero si la criatura habla!, ¡y encima hay más y también parlantes!.
¿Serán esos los padres de nuestro monstruito aventurero, los que le llaman con angustia rogándole que vuelva? No lo sé, pero lo dejan por imposible con una rapidez pasmosa, y no insisten demasiado no vaya a ser que se lo piense y realmente vuelva.



¿A qué me recuerdan estos simpáticos troglófilos gasterópodos sapiens...?



¡Ya caigo!!! A los divertidísimos tentáculos con ínfulas de dominación mundial de la aventura gráfica de Lucasart, Day of the tentacle. Pero sigamos que si no me despisto.


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¡Pero si nuestro monstruito nos ha salido un romántico de tomo y lomo, de esos del stürm und drang!, ¿Quién lo diría con ese ojo que parece un huevo de avestruz frito?!.

Desde el inicio del mundo su gente vive en el centro de la tierra, hasta que nuestro amigo soñador se le ha ocurrido salir a contemplar las estrellas del cosmos y la luna lunera. Darwin no tenía ni idea de lo que hablaba.



¡Uy, uy, uy!... No sé yo si me gusta mucho la idea de un terremoto tragándose una escuela... sólo los libros, dice él, ya, seguro... ¡junto con media clase de párvulos!. Este detalle no me ha gustado ni un pelo y menos viendo la que está cayendo en Italia.


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Para que vean que de los libros uno puede aprender mucho y con un poco de paciencia, y de esfuerzo, hasta el tentáculo troglófilo más zote puede aprender la lengua de los humanos, que por supuesto, como todo el mundo sabe, es el inglés con acento de Ohio.

Algo me dice que este chico no va a ser la mente más brillante de su familia, como E.T que era claramente retrasado mental pero que por ser alienígena y exótico la cosa tiende a disimularse una barbaridad.

Los humanos no te van a dejar vivir como uno de ellos, y el erre que erre, esperando que un terremoto se trague una escuela, que un volcán sepulte en cenizas a media provincia y todo para demostrarles que están todos equivocados.

¡Un romántico, un insensato y un rebelde adolescente eso es lo que es!. ¡Emo, más que emo!


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¡Hol-a! amigo...

¿Cuántos cuadros clínicos de delirium tremens estarán causados por amigables habitantes de las profundidades terrestres y no por la cazalla ni el orujo como la ciencia nos dice?.



Disculpen el interludio propagandístico, pero no he sabido resistirme.



¡Ay que le ha dado un patatús al pobre hombre y el bigote se le ha quedado blanco del terror y del mal entintado!



Enseguida aparece la pareja de policías, siempre tan incapaces como ojo avizor en estos comics tramontanos.
¿Qué es lo que hacen haciendo la ronda por casas abandonadas, castillos medievales, cementerios o por huertos y sembrados perdidos de la mano de Dios, como en este caso? La respuesta siempre se me ha escapado por completo, pero siempre he admirado la capacidad deductiva que demuestran: El viejo Jenkins sufría del corazón... hummm... ¡Esto es que se ha muerto de algún mal susto!.

No dejen escapar la finura sobre el conocimiento instintivo, inherente a todo ser vivo: un instinto que mueve a poner los pies en polvorosa cuando dos policías, pistola en mano, aparecen en la escena.
Con ese conocimiento instintivo, un apellido sonoro y un poquito de Universidad De La Calle uno llega a ministro, y sobretodo a ministra, que se lo digan a Aído.



Mitad enfadado, mitad aterrorizado, todo tentáculo, nuestro simpático monstruito sigue de paseo.

Ya ven que empezamos a vislumbrar el primer drama: Cómo sus intereses surgen de la vanidad más ramplona y del egoísmo más obtuso, y no le preocupa lo más mínimo la vida de nuestro pobre granjero infartado.

Nuestro polimorfo soñador sigue, erre que erre, empeñado en demostrar que los humanos le van a aceptar, por sus santos cojones, aunque sea un poquito diferente, y aunque tenga que morirse media Michigan del espanto y el terror.


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¿Que nos sentimos movidos a la amistad por nuestros congéneres?, ¿Que juzgamos a las personas por sus actos y no por su apariencia?...

No sé qué libros de psicopedagogía argentina o que manuales de educación para la ciudadanía ha leído este monstruito, pero posiblemente sean de alguna escuela del Opus Dei o de los Legionarios de Cristo, que se tragó la tierra, porque tanta insistencia con la humanidad y tan poca variedad de contenidos es apabullante, sobretodo algún libro de historia estaría bien, ya que algo enseña sobre ese tema en concreto, algo.

Como quien no quiere la cosa se nos introduce al segundo drama: Por una parte la grieta que separa y diferencia la dimensión del conocimiento teorético, hermética y cerrada, de la dimensión de lo inmediato, lo vivo y lo real. Por otra nuestro salado tentáculo, ya con ganas de merendar, se asoma a la cocina de esa pobre señora.


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!Qué escandalera!, Ni que fuera el primer tentáculo que le pide amablemente un piscolabis.
Eso si, la señora tiene la cocina más vacía que el estómago de Carpanta, pero el corazón tan sano como la garganta. Dos viñetas gritando a pulmón libre son muchas viñetas.


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La histérica mujer, atenazada por el terror, no para de gritar.

Posiblemente recordando esos manuales y libros, nuestro tentáculo favorito reacciona de la forma más racional posible: echando un firme y poderoso tentáculo a las prietas carnes de la pelirrojísima señora mientras intenta tranquilizarla.

-¡Basta, basta, silencio!, ¡que no te voy a hacer daño tontita!, ¡calla!, ¡calla guapina!...

El homenaje a Steinbeck, aún psicotrópico y delirante, es delicioso.



Nuestro amigo, ya flácido, vuelve a darse a la fuga perseguido por nuestros valientes policías que como siempre, ¡ay!, llegan demasiado tarde; y además chuleando al primero que se encuentren en la zona.



Pero hasta a la fuga, y aún en la flacidez, nuestro psicópata favorito tiene energías para reflexionar sobre cómo los libros están llenos de patrañas, cómo las mujeres lejos de querer practicar esa "amistad" humana le gritan histéricas en cuanto aparece, y cómo, quizá, los humanos no le dejen vivir como uno de ellos como le decían sus compañeros de abismo.
Todo esto, bien pensado, me suena a catástrofe personal de informático treintañero.

Eso sí, ni una palabrita sobre la mujer a la que acaba de crujir. Pongamos que la mujer era además la esposa del granjero infartado, y ya tenemos un dramón familiar completo. Además seguro que cuando se enteren de la noticia sus ocho hijos (tres con tuberculosis, uno con leucemia y el resto con raquitismo galopante), se morirán del disgusto por haber heredado la dolencia cardiaca del padre: ¡Un dramón total!.



No hay dos sin tres, ni en chiste de nacionalidades ni en comic de terror tronchante. Perseguido por la policía llega a una cabaña habitada por un anciano. ¡Qué miedo!, ¡qué miedo!.


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Nada hombre, tú a lo tuyo, quédate si quieres a vivir conmigo, tú como si estuvieras en tu casa, que yo soy pobre pero honrado y donde vive uno, viven dos. Sin formalidades ni etiqueta, que vamos a ser muy amigos...

¡Uy, uy, uy!... !pero que uy, uy, uy!...



¡Eso si que es una sonrisa, carajo, si se le ha puesto hasta carita de pokemon!.
Pero vean qué felicidad, qué regocijo por saberse por fin aceptado, aunque sólo sea por un, más que sospechoso, anciano que vive perdido en el bosque, y poder, por fin, vivir como un vulgar humano de pro. Queda claro que efectivamente este tentáculo es retrasado mental.



-Antes de que te instales cógeme ese librito de la mesa, anda nene.
-¿Mesa?!, ¿Libro?, ¡si!, claro, ¡claro!...

El asco que me produce tanto servilismo no impide que empiece a imaginar lo peor, porque el comic se va acabando y esas peticiones son, cuando menos, peregrinas, sobretodo en este tipo de historias...

Hasta me parece que el anciano está orientando en dirección al tentáculo la mecedora, disimuladamente y de una manera bastante sospechosa.



¡Zaspa!. Del extraño ser explota un lamento angustioso y desgarrador, un lamento de otro mundo...
¿Qué le habrá hecho el lector jubilado a nuestro amigo?, ¿justícia poética?, ¡sinvergüenza!.

¡Cójeme el librito, decía el muy canalla!.



Pero vean Vds, véanlo bien visto, no pierdan detalle.
Esta viñeta es la quintaesencia de la tristeza y del abandono. Si hasta parece que nuestro tentáculo va como cojeando de la pena.
¿Y ese silencio súbito tan hermético como opresivo?, ¿Esa puerta cubista?, ¿Esa sombra omnipresente en el interior de la cabaña en contraste con el agreste paisaje?.
Aquí ha pasado algo, y algo muy grave además.



¡Pero si el mismo se ha puesto delante de las balas!.

Algo tan grave que venciendo a sus instintos (que mueven a todo ser vivo a escapar de la policía), nuestro tentáculo se entrega alegremente a una lluvia de balazos, de pura tristeza, de rabia y de la pena tremebunda que llevaba en el cuerpo: No se confundan, esto es un suicidio camuflado, no es brutalidad policial.

El único contento de todo la aventura es el chucho, que se va a hinchar a comer monstruito durante semanas, vean cómo se relame el muy truhán.

¿Pero qué ha pasado para que la desesperación haya triunfado, una vez más, rompiendo el corazón y las ganas de vivir del infartador "crujepelirojas" volcánico?.



¡Ni remordimiento por los asesinatos, ni abusos deshonestos por parte del vejete, ni cansancio vital, ni nausea existencial, ni Cristo que lo funda!. ¡Braille!.

Un libro ha sido el detonante del suicidio policial de nuestro querido tentáculo retrasado mental, psicópata y, según parece ahora, vanidoso.

El vejete era ciego... ¡ciego!, por eso sólo veía lo esencial, que como todo el mundo sabe sólo es visible con el corazón, pero eso le daba igual al tentáculo, porque era un caprichoso, un maniaco y un vanidoso que quería ser amado y admirado a pesar de no merecérselo. ¡Ególotra!

¡Qué descansados se han debido quedar en su cueva!, ¡ahora entendemos la poca insistencia de sus congéneres a la hora de impedir que diera rienda suelta a sus ínfulas exploratorias.

Pero nuestro engendro ha visto las estrellas, ha visto el sol alzarse, ha visto la luna... ¿Hay algo más que todo eso?...
¡Puffff!, les diré.



¡Asesino!, ¡Maldito seas Louis Braille, maldito seas!



P.S.1:

Este número, y muchos otros, se lo pueden descargar en la fantástica web Golden Age Comics, una Web que es todo gozo y arrebato para el aficionado, amancebado o no.
Pueden ver aquí la sección dedicada a This magazine is haunted pero les recomiendo que echen un vistazo a sus contenidos porque son todos una delicia.

De cualquier manera aquí van las páginas de este melodrama tentacular.

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P.S.2:



Si a alguno de Vds. le ha entrado la morriña, les recomiendo que instalen inmediatamente el fantástico programa ScummVm (que sirve para que las aventuras de Lucasart, cuando aún la empresa tenía mucho de art y poco de Lucas, funcionen como la seda) y que tiren de Torrent, tal que así, para poder disfrutar de esta fabulosa aventura gráfica.

Si no son tan amigos de las hermanitas del torrente salvaje como yo lo soy, siempre les quedará París, Google y los varios cientos de páginas dedicadas al abandonware y a los videojuegos antiguos. Aunque estén cayendo las mejores como moscas desde hace unos meses.


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