No les voy a narrar la vida y milagros de Bill watterson y su archiconocido personaje Calvin (con tigre de peluche, familia y demás fauna domestica y sideral incluida) porque a estas alturas del telediario sin duda con sólo oir el nombre recordarán al chillón monstruito rubio que a veces es niño, a veces superheroe y a veces explador sideral.
Sin embargo si les diré que siento una inmensa admiración por la obra de este señor y un profundo respeto por el hecho de que supiera abandonar a su personaje para no jeringarlo (¡que comedido estoy hoy por dios!) sobretodo en estos tiempos en que Simpsons, mafaldas y "mikimaus" salen reproducidos hasta en los orinales a pedales.
En Calvin hay ternura, mala baba y profundas reflexiones filosóficas camufladas de chascarrillos,
pero también hay un pequeño naufragio: el de un niño solitario y sin amigos, quizá por tirano y egocéntrico quizá porque esa es la vida en los interminables suburbios americanos, que tiene que escapar con su imaginación, constantemente, porque las expectativas que ve venir le aterran.
Es más facil lidiar contra un ejercito de muñecos de nieve mutantes que con las matématicas, los horarios o los deberes, o lo que es lo mismo: es más facil entregarse a la fantasía que dolerse los moratones que suele producor nuestro deseo chocando contra la realidad.
Quizá por eso se le puede querer tanto, porque no se parece demasiado al niño que nos han dejado ser a nuestro pesar (o no), pero se parece lo suficiente, eso si envenenado y con trampa, como para que no lleguemos a sentir nostalgia por aquellas épocas pretéritas. En uno de esos páramos está la frontera que separa la ñoñeria barata de mercadillo de la inteligencia de una obra de arte inmortal.
Haced click para agrandar la imagen y vuestro corazón, ¡hosanna!
Calvin el zombie fan incondicional de Zombiblogia
"Allá donde fueres..."
Calvin hermano adoptivo del parado amancebado
De propina les invito a que vean la parodia que los chicos de Robot chicken hicieron de este personaje, cruel pero genial.
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