jueves, 8 de abril de 2010
Revista Café Cadáver Nº17 (tomo II)
Sigue el Café Cadáver abierto de par en par, con la persiana arrancada de puras ganas de compartir, con las familias intoxicándose unidas, con los jubilados pasando las tardes leyendo tebeos y estropeándose el hígado con nuestros Gran Reserva particulares a tan buen como sospechoso precio, con los niños del barrio pidiéndonos chapas para jugar como si esto fuera un vulgar Club Arny (¡Que sus papás les compren una Playstation ya, hombre!) y con los espías de la SGAE convenientemente encerrados en la despensa por si alguien nos pide una ración de albóndigas. Tenemos cuatro menos dos, que ya servimos con tomate, nos quedan dos: Lo normal.
Por ser el mes que es, me he sentido moralmente obligado a recordarles que esos sofocos primaverales, esas angustias existenciales polinizantes y esas temperaturas anímicas tan Wertherianas como contraproducentes y gratuitas, pudieran tener una solución a medio, quizá hasta a corto, plazo. Todo es intentarlo.
Así que si su prima Vera les excita de una manera particularmente intensa, les sugiero que lean, relean, interioricen y practiquen mis sugerencias vertidas en "Cuatro soluciones la angustia existencial".
Cuatro, que se dice pronto, ¡cuatro, señoras y señores!
Soluciones que se dice pronto, ¡soluciones, señoras y señores!
Angustia existencial, que se dice pronto, se dice pronto, se dice pronto...
¡AAAAAAAAAHHHHHHHH!
Con mis humildes soluciones su vida experimentará un cambio, a mejor no lo sé.
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