viernes, 4 de diciembre de 2009
Revista Café Cadáver número 13: Cazadores de autógrafos.
Para chulear por su barrio: Imprima y escriba su nombre.
A pesar de la importantísima reunión de dignísimos y completamente relevantes internautas organizada por nuestro Ministerio de Cultura, he decidido no presentarme; y no lo he hecho, no por no estar invitado, ¡como si el estarlo fuera algo importante hoy en día, ja!. No he acudido por dignidad personal y vergüenza ajena, pero también por respeto al fabuloso número 13 de la revista Café Cadáver.
Para cambiar cromitos de "V" y figuritas de Futurama, fusilar otros textos sobre la misma reunión o juguetear con el ordenadorcín uno tiene todo el tiempo del mundo. Además que le llamen a uno "internauta", "experto" o "informático" no sé yo... yo preferíria, si no es mucha molestia, que para referirse a mí utilizasen insultos más clásicos, sonoros y menos mortificantes.
Pero lo que no puede esperar son los nuevos números de Café Cadáver: Hay que consumirlos recién servidos, ardiendo, con el bit coleando y ciberneticamente rabiosos para que su efecto terapéutico sea el aconsejado por la redacción, tengamos todos la fiesta en paz y las fuerzas suficientes para aguantar otro mes más en estos tiempos de vacas flacas, niños gordos, padres feos y drogas caras. Así me lo tomo yo y así se lo cuento, y chica... ¡funciona!.
Por lo que a mi me toca, en esta fabulosa entrega sigo arriesgando mi cada día más maltrecha salud mental, y la de mis comprensivos compañeros de café, descendiendo al oscuro pozo existencial de los llamados "Cazadores de autógrafos". ¡Qué miedo he pasado señoras, señoritas, señoritos y señores, qué miedo!
No les doy más detalles pero les diré que entrevisto a "Fr0dosithviPer-69" (q.e.p.d): Co-fundador y ex-miembro de la Legítima Asociación de Cazadores y Recolectores de Autógrafos (más conocida como "La legítima" o la LACRA). "Frodo" nos revelará algunas de las claves de esta organización, casi secta destructiva y algunos de los secretos mejor guardados.
Y como muestra de la decadencia a la que puede conducir semejante práctica malsana, tristemente aún no penada por la ley, les ofrezco otra taza con una segunda entrevista a Jonathan Terroncelo, un desagradable adolescente de 32 años poseedor de la que posiblemente sea la mayor colección de autógrafos y "fotos de gente y cosas así" del cosmos...
¡Qué miedo he pasado, qué miedo!