martes, 1 de diciembre de 2009
2009 annus horribilis
¡Vaya año de mierda, ahora nos quedamos sin Jacinto Molina!
Lo que más me duele de toda esta historia es el continuo encanto, solera y prestigio que va tomando el otro barrio desde el 3500 A.C , hora arriba, hora abajo; y el declive en el que está el nuestro caprichoso guetto biológico, nuestra exclusiva urbanización privada llena de bípedos repelentes desde que el presidente de la comunidad es de los nuestros.
Acuérdense de esa alegría tan ciega como tonta de las primeras parejas de aminoácidos que se mudaron, ¡que simpatía y que educación tenían las primeras bacterias!, cómo cuidaban su jardincito los primeros vertebrados; luego la cosa se empezó a masificar construyendo hasta en primera línea de la costa, los grandes lagartos montando unas escandaleras terroríficas en la escalera, los simios heridos de tedio tirándose unos a otros excrementos por el patio de vecinos... ¡pura decadencia!; y así hasta que llegamos nosotros llenándolo todo de plazas duras y pintando la fachadas de rosa con topos amarillos!
Si ya es difícil intentar arrancar algo de dignidad a esta miserable orilla a uno se le quitan más las ganas de intentar fingir por urbanidad con los imbéciles que se manifiestan para rebuznar grandes frases como "En cinco años esto desaparece, no habrá ni canciones ni música".
¡¡Ojala, señoritos!!
¡¡Ojalá el silencio!!
¡¡Viva el apocalipsis!!
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