Cosas de un parado amancebado: La cola del paro de Chicha, Tato y Clodoveo

De la difunta casa Bruguera generalmente sólo se oyen halagos desmedidos, el Crick-crack de las rodillas de los aficionados genuflexos ante el logotipo del gato negro y demás bombos de regocijo y celebración. ¡Ni tanto ni tan calvo señores y señoritas! porque precisamente de la mayor parte de cosas buenas que hicieron por el comic nacional más de la mitad eran hojas de doble filo envenenadas apuntadas contra los trabajadores de esa industria y en los últimos años de zozobras económicas que la llevarían a la quiebra, las medidas draconianas bajo las que vivian sus dibujantes llegaron a rozar el ámbito del esclavismo. ¡Alegría!.

Con esa sonada bancarrota (1986), no por largamente anunciada más esperada, se encontraron de la noche a la mañana la mayoría de las mejores plumillas de la época en la calle, sin cobrar sueldos ni pagas atrasados y encima con sus personajes "secuestrados" por contratos blindados que habían firmado con su propia sangre mientras sus editores decapitaban pollos y bebían cachaça.

Ibáñez, nuestro Mozart del Tebeo, se encontró con que ya no podía dibujar a su popular pareja de detectives ni a su docena larga de personajes más famosos, a pesar de que sus historietas se seguían vendiendo como churros por todo el continente Europeo, Alcobendas y parte de Andorra.

Exactamente lo mismo que le pasó, aún sin el volumen de ventas, a Vázquéz, nuestro Salieri del Tebeo, con toooooooooodos sus personajes. Vázquez nunca les llegó a perdonar tantos años de feos con la guinda de la patada final y llegó a renegar de toda su creación, llamando por ejemplo a las Hermanas Gilda "gilipollas", más que harto de tantos digustos con una casa casa que era "basura" (lean las dos estupendas entrevistas en el blog Rue 13 Bruguera, aquí y aquí).

Ibáñez, que estaba apadrinado por otras editoriales y distribuidoras extranjeras, se embarcó en un pleito largo y doloroso por recuperar el control de su obra, mientras tanto Mortadelo y Filemón fueron dibujados, aún más y peor, por los negros (ghostwriters) más terribles, más sanguinarios, más mercenarios y poco dotados del mundo de los bocadillos; y como Ibáñez decidió seguir comiendo regularmente mientras tanto gracias a su oficio, caprichos de artista, decidió prestar sus servicios a otras editoriales y crear nuevos personajes.

En ese parto doloroso con Grijalbo y la revista "Guai" nacieron Chicha, Tato y Clodoveo ~~y el parado amancebado~~, gente cuya profesión es el desempleo y que alternan la picaresca con el desastre en docenas de trabajos peregrinos. Hay un abandono de la alopecia característica de los personajes Ibañezcos pero en esencia son hijos de su padre con sus travesuras, tendencia al disfraz y el transformismo, equívocos espeluznantes, persecuciones furibundas y porrazos constantes. Una delicia.

En estas historietas hay un lugar común, no podría ser de otra forma (acuerdensé de las entradas secretas de Mortadelo o Filemón por poner un ejemplo), que es la "cola del paro" donde cientos de personas se agolpan confesándose unas a otras sus desventuras y miserias y dónde nuestros queridos personajes reciben sus ofertas de trabajo que acotarán el entorno de la historieta.

Esta cola del paro, fruto de la crisis perpetua en la que vivimos, no sólo ilustra el humor más clásico de Ibáñez, sino que añade pequeños matices con constantes críticas sociales muy poco veladas e incluso se pueden ver a sus propios personajes más conocidos esperando como benditos, ovejas de matadero, personajes huérfanos de padre, esperando una segunda oportunidad. Un drama.

Negros por arriba, negros por abajo, pocas historietas de esta serie fueron escritas y dibujadas por el propio Ibáñez, aunque la mayoría de los guiones sí que fueron suyos, notándose el cambio en un descenso abismal de la calidad (y calidez) que hacían llorar al niño Jesús y a cualquier niño que no fuera daltónico o especialmente tonto, es decir más bien pocos. Vean un cristalino ejemplo:

Aquí un Ibañez:

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Aquí un Lumumba:

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Y con esta odiosa comparación les dejo con algunas de las "colas del paro" dibujadas en las desventuras de Chicha, Tato y Clodoveo". Espero que las disfruten.