Académico de la RAE responsable del sillón H mayúscula adoctrinando a una pobre becaria.
¿Quién no se come un acento o dos, o media docena dándole espesor a una buena sopa de letras? ¡Cualquier menda lerenda, claro que sí!
¿Quién no escrive mal alguna palavra por despiste ético-etílico? ¡hasta el más guapo del corral!
¿Quién es el más chulo que no hecha de menos, o de más, alguna hache de vez en cuando pero el asunto ni le quita el buen umor ni la halegría? ¡hasta el matasietes más duro de Café Cadáver!.
Ya sabemos que en todas las casas cuecen habas, menos en algunas que cuecen langostas, y entre bomberos no vamos a dejar de tocarnos las mangueras unos a otros.
Pero les digo todo esto, tan bien dicho y mejor escrito, para que no se escandalicen ni se encierren a realizar pequeños ejercicios onanistas de espanto e indignación cuando lean mi pequeña, y nunca humilde, propuesta titulada "Cuatro consejos para la conservación de la lengua española".
Entre sus provechosos renglones torcidos podran entender la gran diferencia que existe entre la patada al escolar que tiene un diccionario, cruel pero realizada con la mejor intención, y entre el "analfabetismo virtual" en el que nos hundimos, que poco tiene que ver con la gramática ni siquiera con la comunicación en sí, y que básicamente consiste en repetir los coros de una canción de moda interminable compuesta por la infame banda de rock Las Muletillas de Coca-Cola, el tenor Gregario Lol y el duetto de bombo y cantamañanas Los Gilipollas.
Así durante toda su vida y cada vez más alto para que la fiesta no decaiga: El lenguaje como herramienta de una campaña perpetua de marketing viral, se lo digo yo que lo vivo dolorosamente en mis carnes cada día.
Así que he elegido cuatro palabras especialmente denterosas de ese pizarrón lleno de garabatos en el que se está convirtiendo el español, para intentar que aquellos que viven constantemente con una tiza nuevecita en la boca, reflexionen, recapaciten y dejen de matar ruiseñores; o en el peor de los casos al menos prevenir a la ciudadanía de que si escuchan de alguien la palabra "Glamur", "friki", "novela gráfica" o "remake", sean conscientes de que hay muchas posibilidades de tener en frente a un psicópata lingüístico peligroso.
Cualquier usuario de la parla puede extraer mucho provecho y aprender mucha ciencia con este breve capricho, desde los ciudadanos más dignos que siempre saludan a sus vecinos y hablan del tiempo, pasando por los banqueros y vendedores de seguros más eficientes e implacables, hasta la casta de los pobres informáticos más in de la "güeb" 2.1.
P.S:
Me he ido de vacaciones ("vacaciones virtuales de pobre") a visitar a unos amigas...
Amigas y amigos, claro.
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