Las "personas humanas" que dicen aquello de "siempre se van los mejores" deberían llevar un bozal: No sólo se van los mejores, también se van los peores, los intermedios, los gordos, los feos, los altos, los cretinos, los delgados, los guapos y para más señas "all, all are sleeping, sleeping, sleeping on the hill"...
Con estos presupuestos (y como no podía ser de otra manera: no se olviden que este no sólo es el mejor de los mundos posibles sino que otro mundo es imposible) a Don José Luis López Vázquez le ha llegado el turno de que la parca, esa solterona frígida que se dedica a cambiar por completo la vida del que se le pone a tiro (¿les suena Amelie?), le ponga los últimos cuernos y le dé la última cornada antes de juntarlo con sus nuevos compañeros de reparto. No sientan envidia porque todos estamos invitados a participar en una escena o en otra. Tengan paciencia.
Sobre su fresco cadáver no voy a practicar la genuflexión arrebatada de la tecla loca y deshacerme en elogios fúnebres, ni les voy a copiar de la wikipedia su biografía, ni les voy a recomendar sus "10 mejores pinículas", ni siquiera les voy a vender pollas en vinagre, que se ocupen otros blogs en cortar y pegar lo obvio con diferentes faltas de hortograffia.
Yo sólo les diré una cosa:
Me ha dado mucha pena enterarme de la noticia.
Pero mucha, y se me ha hecho un nudo en la garganta.
Solamente eso...
¡Siempre se van los mejores!
P.S:
Espero que Manuel Calavera le entregue un billete para el lujoso "Number Nine".
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