Bla Bla Bla Goodbye Bla Bla Bla

miércoles, 14 de abril de 2010

Turulato´s Revenge: La venganza de Turulato


Turulato yo te quiero.

Turulato´s Revenge es uno de esos videojuegos que no se olvidan fácilmente. Nadie se tomó en serio el anuncio de la granja avícola Pitas, pitas, pitas S.L sobre la creación de un departamento de programación a cargo "del hijo pequeño, el más torpe, que ha estudiau infosmática en la capital" y posteriormente sobre que se estaba trabajando en su primer proyecto, "un simulador polluno rebolucionario de toma pan y moja"; ahora que acaba de salir a la venta Turulato´s revenge solamente podemos decir que con esas declaraciones pecaron de humildad.

Turulato´s, no solamente es uno de los juegos más arrebatadores, una auténtica obra maestra, una obra de arte, un regalo de los dioses, un "must have" para niños y grandes, no: Turulato es sencillamente el juego más grande que ha parido madre hasta el momento y punto.

Los gráficos de penúltima generación son "foto realistas", "foto republicanos" y biodegradables, la mecánica de juego está a medio camino entre un juego de rol, una aventura gráfica, un simulador de divinidad, una ficha de Excel sobre producción de huevos, un juego de estrategia a tiempo real, un juego de acción en primera persona, un laboratorio de piensos compuestos, un survival horror y el clásico inmortal del "veo veo".

Los efectos de sonido, de un realismo tremendo, se han grabado en las mejores granjas avícolas de Soria y en las oficinas de "Pitas,pitas,pitas" y la banda sonora es de lujo: Compuesta enteramente por los magistrales Pupy y su charanga a pesar de que consta de un solo tema, la formidable "Kikiriki", no se hace pesada ni repetitiva en ningún momento.




¡Qué lio, qué pachanga!

Esta obra maestra tan heterodoxa consta de tres partes bien diferenciadas. De no ser la gente honesta y sencilla que es, los dueños de Pitas, pitas, pitas S.L lo habrían dividido en capítulos y los irían sacando a la venta según sus caprichos para gozo de la chavalería. Gracias a su honradez podemos disfrutar de un juego completo, y redondo, sin las molestias de tener que esperar años, por poner un ejemplo por su tercera parte, debido a las modas, los modos y los estudios de mercado.


Las primeras 125 horas de juego, unas 240 si decidimos jugar a las misiones paralelas tan interesantes y sugerentes como "cómete ese gusano que son proteínas", "más puta que las gallinas", "cruza la carretera, so gallina" o "pica moreno, pica del grano sin miedo", pasan volando y se hacen incluso demasiado cortas. En esta primera parte controlaremos a Turulato y disfrutaremos de uno de los simuladores de pollos de corral más completo y documentado.

Como complemento, por si fuera poco, tendremos acceso constante a una completísima enciclopedia donde podremos informarnos exhaustivamente sobre la cría de gallináceas y su historia evolutiva, la Batalla de los Arapiles y el Concilio de Trento. Un editor de Turulato en el que podremos personalizar pluma a pluma su apariencia, el color de su cresta o la tonalidad y volumen de sus cacareos y, aún hay más, otro potente menú en el que podremos controlar la cantidad de grano, limpieza del gallinero y hasta la humedad del aire para que Turulato crezca sano y fuerte.


Turulato y su novia Matilde.

Turulato explorará la granja, comerá, cagará y crecerá sano en un régimen de semi-libertad.


En la vida de Turulato también hay sitio para el amor y el sexo duro.

Una vez crecido tendremos acceso a la opción de "noviazgo" donde a través de mini-juegos entretenidísimos y arrebatadores, regalos variados (lombrices, escarabajos, lagartijas...) y todo tipo de atenciones y zalamerías, podremos seducir a la gallina que más atractiva nos resulte; siempre estando atentos a la hora de defender nuestro amor de otros gallos, e incluso de algunos aldeanos zoófilos que asaltan nuestro corral con una regularidad pasmosa.


Turulato, siempre un padre atento, cuida de sus pollitos.

Pasaremos horas y horas de gozo viendo como nuestra preciosa gallina pone huevos, los incuba con amor pero sobre todo con calor y más mini-juegos, contemplaremos el misterio de la vida digital cuando los huevos eclosionan y tendremos una bonita y enternecedora descendencia a la que podremos poner el nombre que deseemos, en mi caso: Lupita, Jorgito, Jonathan, Silvio, María de la Fe y Kevin.

Después de más horas y horas de gozo alimentando a los pequeñuelos y protegiéndoles de raposas, más aldeanos zoófilos y accidentes doméstico-rurales mortales, creeremos, con cierta pena y angustia, que el juego está llegando a su fin, por suerte es todo lo contrario porque aquí empieza la segunda parte.

Turulato se despierta una mañana, cacarea como tiene costumbre de hacer, se come dos escarabajos y de repente repara que toda su familia ha desaparecido del corral. ¡El drama, la tragedia!

Lo que al principio creemos que es un error de programación pronto se convierte en la conmovedora historia de un padre en busca de su familia desaparecida por caminos, selvas y gallineros ajenos.


Caminante no hay camino, se hace camino al andar...

Esta segunda parte, a medio camino entre una aventura gráfica y la guía Campsa de carreteras, consta de un mapeado de unos 500Km2 de pantanos, desiertos, junglas y otras granjas que recorreremos a paso de gallo, sin prisa pero sin pausa.

Iremos buscando pequeñas pistas (excrementos, huellas de neumáticos, colillas...) y cada cincuenta metros deberemos detenernos y pulsar la tecla "K" para llamar a nuestros polluelos, sino nuestro "Medidor de esperanza" irá bajando y si se agota Turulato se morirá de pena.


El mar, la mar, el pollo, la...

Después de unas 200 horas de exploración interesantísima, apabullante gráficamente, y de una intensidad sentimental formidable, casi al azar, porque las pistas más que ayudar tienen la función de despistar, conoceremos el fin que ha tenido nuestra familia plumífera:

¡UNA BARBACOA!


Cada vez que veo esta captura se me saltan las lágrimas...

Una barbacoa improvisada, una pila de huesos y los restos mortales de tres de sus hijos: Jorgito que se les había quemado demasiado, Lupita que se les había quedado medio cruda y Jonathan al que habían sometido a todo tipo de torturas y juegos, posiblemente sexuales, con una polea que aún tenía incrustada en su miserable cadáver.

En una de las escenas más conmovedoras, desde la muerte de Chanquete por Sida, podremos disfrutar de un video de cinco horas de duración, con banda sonora original del maestro Pupy y su Charanga y que además no se puede saltar, en el que veremos una selección a través de capturas de pantalla de los momentos más felices en la vida de turulato, la frenética búsqueda de sus pequeños y el descenso a los abismos negros de la locura y la venganza en los que se sume.


Turulato preso de la rabia en una escena del video.

Este video es de tal intensidad dramática, y de tal valor cinematográfico y musical, que se proyectará en las salas comerciales en 3-D a partir del próximo mes, además de haber sido nominado a varios cientos de Goyas y Oscars, que de pollos, gallinas y huevos saben lo suyo.

Con esta breve escena cinemática, el corazón encogido y las lágrimas corriéndonos por la altura de los tobillos del disgusto, pasamos a la tercera parte del videojuego:

Turulato clama venganza en esta parte más orientada a la acción y el sigilo, en la que se embarca en una sangrienta aventura contra la raza humana y los asesinos de su familia.


La expresión "echarse al monte" cobra un nuevo significado con Turulato.

En este campo de batalla, con 7000km2 de ciudades, selvas, bosquecillos, asaltaremos excursionistas domingueros, granjeros despistados, autobuses escolares, provocaremos devastadores incendios en gasolineras y KFCs y sembraremos el terror como sólo un gallo despechado lo sabe hacer.


Turulato y su trofeo de caza.

Pronto Turulato se verá envuelto en una guerra de guerrillas salvaje y sin reglas en las que destacamentos especialmente entrenados de sexadores de pollos intentarán abatirle.


¡Sácale los ojos Turulato!

Esta parte del juego, tan polémica por su ultra-violencia y su contenido explícito, nos sorprenderá por su intensidad y sobre todo por ver lo que puede hacer un gallo con su pico y sus espolones. Turulato es una máquina de matar: Suelto en uno de las zonas de camping logré matar a 45 turistas alemanes y suizos, hombres, mujeres y niños, antes de que uno de ellos se diera cuenta de la matanza y diera la voz de alarma.

En otro momento me encontré con una excursión de ciclistas que estaban haciendo una pausa en el camino en la ladera de una montaña. Usando sus asombrosas aptitudes para el sigilo y el camuflage, Turulato les rompió los frenos a picotazos cuando estaban merendando y cuando retomaron el pedaleo bobo se dieron cuenta demasiado tarde de que algo no funcionaba bien: Se despeñaron uno tras otro por una sima. Logicamente bajé para rematarles por los puntos extra.


¡Cobardes, si no es por la emboscada no me pillais!

Después de 320 horas, sin contar las de las partes anteriores, y unos 4730 sexadores masacrados, 805 turistas extranjeros degollados, 79 Boy-scouts picoteados sin piedad, 460 civiles defenestrados, 250 ciclistas estampanados y 53 zoófilos ajusticiados, caí abatido en una emboscada que me habían preparado junto a una trampa consistente en puñadito de sabroso alpiste. ¡Canallas, malditos asesinos, cobardes!

Como el juego no permite salvar la partida para potenciar "el realismo de la simulación y la inmersión avícola", tengo que empezar de nuevo la partida, cosa que estoy deseando porque Turulato es uno de esos juegos que uno empezaría una y otra vez.

Las revistas especializadas dicen que esta parte dura unas cuatro semanas y que no sólo es la más interesante de todo el juego por cómo evoluciona la historia con giros narrativos sorprendentes, alienígenas contactando con Turulato, fugas, capturas y más fugas, viajes en el tiempo, apuestas en peleas de gallos y masacre de domingueros con bocadillos de pechugas de pollo, sino que las acciones que aquí realicemos tendrán un peso definitivo en el final de la historia.

Al parecer en uno de los finales, Turulato, después de un terrible combate, perdonará la vida a los culpables de la barbacoa (que resultan ser una familia de Badajoz). En otro, una vez ejecutada su sangrienta venganza, contactará con PETA y creará un ejército de pollos mutantes y humanos agilipollados con los que desencadenará la Primera Guerra Mundial Avícola (¿segunda parte a la vista?). En otro final se descubrirá que todo ha sido la pesadilla de un niño de ocho años sufrida por una indigestión de tortilla en mal estado... ¡así hasta 250 finales diferentes a cada cual más despampanante!


P.S:
Turulato´s Revenge tiene uno de los sistemas anti-copia más modernos y revolucionarios: Un potentísimo software de reconocimiento de voz que viene junto con un pollo joven vivo. A través de un micrófono normal y conexión a internet, la distribuidora podrá comprobar que nuestro juego es original, el pollo es de los suyos y se nos permitirá jugar tan contentos. Si el pollo se les muere o su abuelo lo mata y lo cocina un domingo, mala suerte: la garantía no cubre esos casos. Yo al mio lo llamo Turulato, como el del juego y lo apellido Birdemic, no deja de cagarse en el teclado y molestar a los vecinos pero así son las pequeñas molestias que hay que aguantar hoy en día si se quiere disfrutar del ocio electrónico y seguir siendo moderno.

No hay comentarios:

Related Posts with Thumbnails