
15 años, 15 que se dice pronto, han pasado desde que el Doom salió al mercado, efeméride que, primero, me hace reparar en el clásico "hay-que-ver-cómo-pasa-el-tiempo-de-rápido-chica" y, segundo, rememorar con cierta nostalgia tantas horas dedicadas al trabuco, al bombazo y al chillido histérico sobretodo nocturno. Juventud divino tesoro...
No hay comentarios:
Publicar un comentario