Bla Bla Bla Goodbye Bla Bla Bla

lunes, 29 de noviembre de 2010

Grandes temas de la salud amancebada: Mis bronquitis.




He pasado la última semana, y poco pico, mitad a la plancha y mitad ahumado, gracias a estos catarros que a los fumadores habitualmente nos desembocan en bronquitis, que además se trasforman en una "post-bronquitis" que tiende a alargarse otro par de semanas.

De la fiebre alta, el moco colgando, la baba tonta, la incapacidad de relacionar dos conceptos y formar más de una frase con sentido y los sueños un poco más retorcidos de lo habitual (¡hasta la wikipedia en español he visto esta vez!) pasamos en cuatro o cinco días a la fase dos: Tos seca con tropiezos de otras dimensiones inhumanas y microscópicas, la fatiga peluda, el desánimo ante la frágil condición humana y los extraños mareos de la flojera mezclada con más toses;

Para terminar, y curarnos en salud (ja, ja, ja...) las secuelas, la "post-bronquitis", son lo más divertido en mi caso: Además de dejarme de muy mal humor, pero muy malo porque soy muy mal enfermo, cada vez ocurren fenómenos, que para qué mentirles, me divierten mucho porque aunque no me guste disfrazarme soy muy carnavalero. Esta vez se me ha quedado una voz que pudiera estar entre la de un zombi tímido y el destripador de Boston enamorado. Muy rara y hasta cierto punto un poco perturbadora, pero que se me antoja un cambio de aires, el problema es que "rasque" tanto y que cada dos frases tenga que hacer una breve pausa porque se me ahogan los verbos...



La última vez (hace ya dos años) fue mucho peor porque directamente me quedé sin voz, no es que tuviera afonía es que ni me oía los pensamientos. "Para las tonterías que hay que decirse y oírse a uno mismo" me dije... y sí, me quedé tan tranquilo.

Pero ¡ay! luego descubrí que la afonía era gorda pero era afonía normal y corriente lo que pasa es que me había quedado sordo total de un oído y del otro sólo oía las palabras esdrújulas y los piropos, osea más bien poco. Así estuve dos semanas, a punto de comenzar a mirar precios de trompetillas (con ilusión de novicia por cierto) y esmerando mi higiene otorrinolaringológica por si las miasmas y los tapones, cuando de repente sentí que algo hacía como "pop", ¡pop!, y empecé a escuchar este mundo (porque otro es imposible) en estéreo. Una gozada polifónica.

Me dieron ganas de cantar de lo contento que me puse, pero lo de la voz aún andaba mirándose en palacio, y anduvo despacio hasta que recupero el tono y la ternura que Vds. no conocen pero que es la comidilla de solteronas enamoradizas y millonarias viudas aficionadas a la ópera.

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