Cuando unos padres, trapecistas en un circo de provincias, se llevan un disgusto de los gordos porque sus hijos desean "estudiar ciencia", es que algo va mal, va pero que muy mal.
Aquellos eran los años (40-50...) del Mad doctor rampante y las fantasías pseudo-atómicas más descabelladas (recordemos que también los circos estaban llenos de científicos visionarios, marginados por la comunidad científica, que esperaban hacer su agosto con negocietes turbios a raíz de cualquier experimento tan monstruoso como peregrino) pero las gloriosas barbaridades que se pueden leer en estas preciosas viñetas, no parecen excesivamente trasnochadas en los tiempos de oscurantismo, panfletismo, catequismo y "ponzoñismo" alternativo en los que vivimos, inmersos hasta la gola, hoy por hoy. Ya saben, lo de siempre: si desean ampliar hagan click en la imagen y tengan mucho cuidado con los ingenieros, los físicos y los trapecistas.
P.S:
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