miércoles, 19 de marzo de 2008
Madre mia que abandono y que pereza las últimas semanas (y meses!), más que un parado amancebado parezco una ameba zen o un eremita dipsomano; no podria encontrarme en una estado más anti-Nietzcheano, en una mayor "no voluntad de poder". Con respecto a estos autoreproches me viene a la cabeza un fragmento del poema Tabaqueria del bueno de Fernando Pessoa (o su heteronimo Alvaro de Campos para los más puntillosos):
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
no estarán a esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas-
sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
y quien sabe si realizables,
nunca verán la luz del sol real ni encontrarán oídos de gente?
El mundo es para quien nace para conquistarlo
y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que lo que Napoleón hizo.
He apretado al pecho hipotético más humanidades que Cristo,
he hecho filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la buhardilla,
aunque no viva en ella;
seré siempre el que no nació para eso;
seré siempre sólo el que tenía cualidades;
seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta junto a una pared sin puerta,
y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
En breve prometo ponerme a teclear la multitud de pensamientos que se marchitan en los tinteros de mis amancebados días. Mientras tanto una terrible noticia. ¡Hasta dónde vamos a llegar!?
1 comentario:
¡Celebro que te despereces, JNGMT! Siempre son buenas noticias leerte.
Muy hermoso el poema, gracias por rescatarlo.
Impresionante lo de la testiga de jehová medio lerda. ¿Eso ocurrió en 1994? Increíble... me he quedado loco. Habría que investigar el caso, jejejeje...
¡Un abrazo!
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