Tengo mi máscara, sobretodo en su versión tecla, agrietada y reseca como almorrana de momia; no se lo tomen a mal, uno no sólo no tiene siete manos y otros alter egos, sino que pasa por sus periodos de vagancia crónica, excesos maños y primaveras más o menos revueltas, como cualquier hijo de vecino o de butanero... ¡porque del padre nunca se sabe, pero de la madre seguro que es el churumbel, y madre no hay más que una y a nosotros nos encontramos en internet!
Veamos hoy, último día de mayo, día lluvioso, post-primaveral, afónico, grisaceo y flojete, las miserias y penurias que los verdaderos profesionales del gremio de la pluma y el pincel han pasado, pasan y pasarán; a pesar de que la suya, junto con la de las prostitutas o los verdugos, es una de las pocas profesiones honestas que quedan.
Esta bella recopilación va dedicada a mi admirado maestro Alcázar y Vds. si lo desean hagan click para ampliar las estampitas.
P.S:
No hay comentarios:
Publicar un comentario