Bla Bla Bla Goodbye Bla Bla Bla

domingo, 30 de mayo de 2010

Aventuras del parado amancebado: Héroe dípsoda contra la violencia de género y número.


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De vez en cuando bebo, como, ando y hasta veo a otras personas que no son yo. Aunque muchos no se lo crean aún hay hasta gente que me dicen que son amigos míos y así les llamo yo también. ¡Qué cosas pasan en el mundo oiga!

Verán que guasa. El sábado pasado quedamos un matrimonio muy querido por esta casa, un señorito que trabaja fuera, y viene de vez en cuando a visitar a la familia y amigos, y su más que humilde servidor.


Este es el bello matrimonio de amigos. ¿No es bonito?

El plan era muy sencillo: Vamos al recién formado hogar de tan tierno matrimonio, nos olvidamos de cocinar, compramos unas pizzas, vemos Eurovisión juntos, se lo repito por si creen haber leído mal, vemos Eurovisión juntos, nos cachondeamos un rato, nos bebemos hasta el agua de los floreros y pasamos unas noche/madrugada recogida en buena compañía. Nos vamos haciendo viejos, pero que nos quiten lo bailado.

Yo, como quería conversar con "señorito" dentro de cierta intimidad, propongo que nos veamos antes para comentarnos nuestras noticias en un bar cerca de la casa de los sufridos anfitriones. Así que comenzamos nuestros ejercicios socio-lingüísticos con una Guinnes (que la tiran de pena en ese bar, un asco), y entre cosa y cosa vamos catando diversas cervezas, tamaño pinta, faltaría más, nos ponemos tonticos y pasamos a los chupitos surrealistas, más por curiosidad científica que por vicio: Vodka negro (regaliz), vodka de caramelo (caramelazo como para matar a una familia entera de diabéticos), Vodka rojo ("made in Spain", con sabor entre Bisolbón y piruleta)... Mi garganta parecía un personaje de Disney, puro empalagamiento, qué asco.


Haga click para ampliar si le da por ahí.

Empezando a hacer eses, qué menos, recogemos las pizzas apalabradas para la cena y acto seguido, lo más rápidamente posible para no darles oportunidad a que nos con la puerta en las narices o se hagan los suecos, irrumpimos en el portal de este pobre matrimonio, aporreamos su puerta y como bárbaros les ocupamos la agradable sala que tienen. ¡Una vez dentro no nos sacan ni los bomberos!

Eurovisión horripilantemente divertida, las pizzas que van cayendo, las botellas de lambrusco parece que se descorchan y se beben solas y entre una cosa y otra, "señorito" se nos empieza a poner malo. Ya ven Vds. Antes ya estaba haciendo cosas raras como decir "pero qué buena está esta, qué buena está la otra" cada vez que una señorita cantante, presentadora o del mismo público aparecía por la pantalla, la islandesa incluida.

¿Qué se le va a hacer? El pobre se nos marcha quedo y apesumbrado al servicio, y no vuelve nunca más. Como el lambrusco, nuestro amigo ha desaparecido y se ha rendido a la tortura musical.

Voy yo a ver su estado metafísico, con miedo de caerme yo mismo en algún agujero negro y desaparecer y me lo encuentro, ya ven qué dura es la amistad, de la siguiente guisa: A oscuras en el baño, en posición de loto y afiliado a la taza del wáter, donde estaba echando a intervalos regulares papas y papillas. Un dramón doméstico.


Así estabas cuando te ví amigo.

-¡Na usss, auss!, ¡agalaus, us! (que bien podría ser "La luz, la luz! ¡Apaga la luz, la luz!")- es lo primero que me dice.

Me cercioro de que, dentro de lo que cabe, esté bien, le pregunto si quiere algo y le dejo tranquilo para que alcance el nirvana estomacal sin molestias innecesarias...



Vuelvo de mi expedición, asimilamos con pena la baja, guardamos un minuto de silencio de rigor por los caídos, y como el lambrusco ha desaparecido completamente nos pasamos a las copas, con la estrella invitada de la noche: Una botella de vodka Zubrowka, traía con toda la intención por el buen "marido" en uno de sus viajes.


¡La madre que te destiló!

No nos hace demasiada gracia porque el regusto a la hierbita, no nos termina de convencer, pero como somos gente muy sacrificada seguimos bebiéndolo. Yo planeo enviar una segunda sonda para ver el estado anímico y moral de nuestro Buda doméstico:
Lo del yoga parece que no le ha funcionado, una pena, sigue sufriendo de una fotosensibilidad altísima y continúa regurgitando cosas misteriosísimas regularmente.

El único cambio es el de postura, ya no hay loto que valga, no queda ni ápice de belleza y serenidad de reminiscencias orientalistas y la tradición occidental ha entrando en tromba en ese servicio. Nuestro amigo, ya suyo también, ha optado por optar la famosa "postura del muñeco de trapo" (quizá influido por el siniestro y esperpéntico ballet que acompañaba a Diges, que vaya tela, ¡vaya tela!...) y está semi-abrazado a la bañera mientras su cabeza no pierde de vista ni un instante la dirección de la taza del baño. Cosas veredes, con menos flexibilidad y/0 contenido alcohólico en sangre otro podría haberse quedado lisiado de por vida.


Sí, algo así pero con bañera , camiseta y medio retorcido....

El sigue sin querer nada, puro desprendimiento material, se resiste a tumbarse el sofá cama para "invitados borrachos", se niega a moverse de las protectoras tinieblas y alejarse de su querido Roca. ¡Se nos ha hecho un Okupa de los duros, un Okupa de Porcelanosa!

Yo le insisto sobre la buena idea del sofá y le hago saber que mi vejiga, pobrecita ella, dentro de poco va a ponerse a llorar por el ojo ciego.

-Oo te plocluples, uu meaah tlrnag kilo... ¡amida guuua ual! (Posiblemente "No te preocupes, tú mea tranquilo, que a mí me da igual")
-Hombre, a mí tú no me molestas, pero por respeto no lo voy a hacer... mejor me espero.
-¡aaa uuuusss auusss la laluss ("La luz, la luz, la luz")
-Ah sí, te apago la luz...

¡Vuelta a la sala, más Zubrowka, más alegría, más jarana y con la televisión, como siempre debería estar, apagada!

Poco después decidimos organizar un equipo de rescate y acudir al socorro de nuestro amigo y liberarlo de las oscuridades en las que estaba inmerso y de los fríos azulejos, limpios como una patena porque esa es casa decente, pero fríos son, muy fríos, seamos sinceros. Se le levanta con mimo, se le acuesta como a un querubín y acto seguido vamos pasando por turnos al recién liberado sanitario.

Esperen que aún sigue el tecleo y la historieta. Seguimos con las botellas que, aunque más lentamente que las otras, igualmente van misteriosamente menguando y la noche empieza a terminar.

Uno de los primeros síntomas de ello, bajas aparte, sucede cuando "marido" empieza a cabecear. Lo que les digo. El pobre trabaja como por cuatro o cinco parados amancebados, madruga y a ciertas horas, no falla, lo hemos estudiado y está comprobado científicamente, se nos queda pajarito, como un yayo, en cuanto pasa de cierta hora: Empieza a ponerse cada vez más cómodo, a cabecear, a cerrar los ojos y cuando te das cuenta el tío se te ha dormido.


No sabemos si sueña, pero ¡cómo se duerme el tío!

Segunda baja de la noche. "Marido" se nos va a la cama y, como otras veces, nos quedamos "esposa" y su más humilde servidor, que cada vez le parece más interesante la costumbre rusa de terminar la botella que se ha empezado. Esperen que sigue la miga...

Empezamos a hablar de nuestras intimidades. Como su humilde servidor no está pasando el mejor de sus momentos, más bien como para tirar pocos cohetes por no decir ninguno y la primavera me ha dado un mazazo tremebundo y ando revuelto, espeso y dolorido; a medio camino de las confesiones a medianoche, y con el zubrodka a punto de terminarse, me entra una llorona apoteósica. Pobrecita "esposa" la de lagrimones de litro y medio y los abrazos rompecostillas que tuvo que sufrirme. Muchas gracias.

Invitan a dos humanoides a su casa, uno termina borracho durmiendo en el "sofá de los fotosensibles" y el otro también borracho, despierto y llorando como una colegiala o un Hölderlin en sus años mozos. Si eso no es amistad... El caso es que nos atemperamos, nos enjugamos las penurias, cerramos el capítulo y ella se marcha a pernoctar al tálamo nupcial, quedándome yo solito un ratito más para apurar la botella antes de irme. ¡Como para volver a invitarnos otra noche!

Salgo haciendo unas eses que dan gusto verlas, aunque no mucho vivirlas, con el coraçao dolorido y la cabecita "penseriosa", así que decido sentarme un ratito en un parquecito que está cerca de su casa, para tomar un poco el solecito matutino, seguir fumando que es lo que mejor sé hacer y despejarme un poco antes de reunir fuerzas para volver a mi humilde morada e intentar sobrevivir la dureza de la enésima resaca.

En esas cosas estaba yo cuando un grupito de adolescentes (echen de entre 16 o 18 años) formado por tres chicas y dos chicos aparecen en el parque. Hay trifulca, no distingo muy bien qué pasa pero están discutiendo por algo. Se paran cerca de los columpios y continúan a lo suyo.

A mí ya me han arruinado mis prácticas de jubilado, sobretodo porque soy una persona que no soporta el vocerío y los gritos, pero como aún estoy lo suficientemente aplatanado como para levantarme y coger ese taxi prometido, prefiero quedarme y "ver un poco de mundo" a ver si de toda esa confusa amalgama de hormonas y chillidos se puede rescatar alguna experiencia edificante sobre la humanidad con la que darme por desayunado.

-¡Que me des la pulsera!, que me des la pulsera, bracelet, que me la des, dame la pulsera, quiero mi pulsera bracelet! -Gritaba una chica.
-¡Que me devuelvas el teléfono, le mobile, dame mi móvil, el movil!-Gritaba la otra.
-¡Que nos deis la pulsera y el móvil, dadnos la pulsera y el movil"-Gritaba la tercera.

-Non, non, ma non... Contestaba a coro el dueto obviamente galo.

Yo se lo copiaría y pegaría quince veces pero es mejor que lo lean por su cuenta para hacerse una idea de la tabarra tan repetitiva, y ciertamente obsesiva, con la que continuaron durante sus diez minutos, que se dice pronto.

Yo, ya con mis ensayos de jubilado completamente frustrados, decidí practicar el de "investigador de parques y pulseras" y analizar el caso:

Dos mocosos franceses de fiesta en la ciudad conocen a tres chiquillas nativas. Las discotecas cierran, los bares cierran, las panaderías abren, la noche ya no es noche y éstas quieren irse a sus casas. Los chicos franceses viendo con pánico que no sólo no se han comido un rosco sino que esas tres chicas representan la única esperanza para poder hacerlo se ponen tontos, les roban unos objetos personales, tontean y chulean a partes iguales, con la intención de alargar la noche, que ya no es noche, y posiblemente con el ánimo libidinoso de cobrar un rescate pagado en carantoñas mercenarias.

¿Deducción brillante verdad? ¡Gracias, muchas gracias!

La broma empieza a írseles de las manos porque los gritos son cada vez son más molestos y las chicas se están alterando muchísimo. Una de ellas hasta empieza a pegar pataditas en la espinilla al "Francés 1" y otra a zarandear de vez en cuando al "Francés 2".

Por cierto, el "Francés 1" era parecidísimo a este señor, pero en joven y sin rinoplastia:


¡Dales ya la pulsera Ramoncín!

El "Francés 2", con pelo, cincuenta años menos y sin gafas, era igualito a este otro:


¡Devuélvenos le mobile Le pen!

Y seguían los mocosos del diablo...

-¡Que me des la pulsera!, que me des la pulsera, bracelet, que me la des, non, non, ma non, dame la pulsera, quiero mi pulsera bracelet, non, non, dadnos la pulsera y el movil, ma non, que me devuelvas el teléfono, le mobile, dame mi móvil, el movil Non, non!

Yo desde mi estratégica posición tengo a bien dirigirme a las señoritas:

-¡Oye!, ¡Pero llamad a la policía! (hijodeputas todos y todas, un poco de respeto a esta pobre parado que tiene que buscar sosiego por los parques debido a su afición al vodka)!
-Sí, sí, ya hemos llamado... ¡Sí ya hemos llamado!

La historieta continúa y en un giro inesperado aparecen por el parque otros dos chavales jóvenes (digamos 22-24 años). El gallinero se dispara y las chicas comienzan a gritar "Socorro, socorro, auxilio, ayuda, ayuda, socorro". Como se lo cuento.

Los gallardos jóvenes, acuden rápidamente a la desesperada llamada de auxilio de las damas des-movilizadas y des-pulseralizadas. Yo empiezo a comer palomitas de maíz imaginarias. Suben los gritos, hay un par de zarandeos, se dan los buenos días y los jóvenes hacen mutis por el foro. Se continúa el espectáculo.

-¡Qué me des la pulsera!, que me des la pulsera, bracelet, que me la des, dame la pulsera, quiero mi pulsera, bracelet!
-Non, non, non...
-¡Que me devuelvas el teléfono, le mobile, dame mi móvil, el movil!
-¡Que nos deis la pulsera y el movil, dadnos la pulsera y el movil"
-Non, non, ma non...

Igualito que Lost, pero con mucha más gracia y más sentido, oigan.

Después de varios minutos la cosa empieza a subir en intensidad, las pataditas en las espinillas (con lo que duelen...) se van haciendo más frecuentes, la tensión se va desbocando, se distingue que los dos gabachos quieren marcharse ya, y ocurre el primer conato de linchamiento por parte de las chicas al "Francés 2", que a lo tonto se lleva una generosísima ración de bolsazos, más patadas en la espinilla y hasta tirones de pelo durante un rato breve pero muy intenso. Hell has no fury etc etc.

Cuando se produce el segundo conato de linchamiento, ahora es a costa de las carnes del "Francés 1", que viendo la somanta tan liberal y generosa que se ha llevado de regalo su compatriota no está por la labor de que se haga un remake con él mismo de protagonista. Se revuelve, se zafa, empuja a una de las chicas y a otra le da una bofetada. Cosa que me parece muy mal, seamos serios, y me obliga a intervenir para terminar con tanta tontería.


Por una pulsera y un teléfono hay gente que mata.

Me levanto decidido de mi cómodo banco, me acerco ligero al tumulto, me pregunto "¿qué haría Batman en esta situación?" y agarrando del pescuezo al "Francés 1" le tiro al suelo y le sugiero con gestos que no se levante. Viendo que su compinche, el"Francés 2" echa mano al bolsillo, reacciono y le retuerzo la muñeca con mucho tino y mala baba sin importarme si es pulsera lo que allí había, un billete de 500€ para sobornar mis afanes justicieros o era navaja, que uno nunca sabe porque al no tener rayos-x y ningún super-poder tiene que improvisar mucho sobre la marcha.

Como el francés no es una lengua desconocida para mí, pero no la sé hablar, y sin la claridad mental como para poder citarle a un Deubel "Seigneur ! Je suis sans pain, sans rêve et sans demeure" o a un Apollinaire "Vienne la nuit sonne l'heure/Les jours s'en vont je demeure", le miro fijamente con cara de masticaniños al "Francés 2" y le digo en tono muy serio, así tal cual:

-Liberté, égalité, fraternité... et relax!

A lo que el "Francés 2" me responde mirándome con los ojos como platos y poniéndose más firme que un poste. Acaba de nacer la guerra psicológica surrealista.

En estos negocios estábamos cuando por fin llegó la policía, al trote, mangas verdes. Cuatro agentes, y uno de ellos mirándome con unas ganas de darme un porrazo poco disimuladas. Nos ponen bien ordenaditos, a mi me toca mi banquito de antes. Hablan con las chicas, que les explican lo que yo ya suponía. Yo les explico lo que les he contado a Vds. aunque sin hacer ninguna referencia a mi amigo fotosensible ni al encantador matrimonio que nos dio cobijo, porque los van a buscar y dormimos todos en el calabozo.

-Ay, perdónanos por haberte despertado-me dice una de las chicas.
-No señorita, yo no estaba durmiendo, estaba solamente aplatanado y viendo el mundo.
-¡Muchas gracias, si no hubiera sido por ti!-me dice otra.
-No me dé las gracias a mí, déselas a los agentes que están cumpliendo con su trabajo- tal era el grado de aplatanamiento con influencias legalistas en el que me encontraba... ¡Qué vergüenza, pero qué vergüenza!

La tercera viendo el percal no dijo nada, ahorrándome la vergüenza de tener que soltar otra gran frase para la posteridad.

Se cachea a las señoritas, se cachea a los franceses y posteriormente hasta me vienen a cachear a mi también, pobre de mí: La policía nunca olvida y por ejem... locuras de juventud uno ya es un delincuente durante el resto de su vida.

-Lo siento pero...-Me dice uno poniéndose los guantes de látex.
-No se preocupe, Vd. Haga...

Vacío los bolsillos, pobre de mí, y sin molestarse demasiado ni en mirar lo poco que llevo, ni inspeccionar cartera, ni paquetes de tabaco, ni cajitas, ni reparar en la navaja suiza que siempre llevo en el bolsillo y que no me dio la gana sacarla, hace como que hace y cumplimos el trámite. Lo único que me pareció muy mal es que la agente rubia y de muy buen ver cacheara a las señorititas y a mí me tocara un tío calvo. Así uno ni puede creer en la igualdad ni en el principios sociales.



Llegan otros dos policías, estos municipales, ni que hubieran descuartizado a una guardería en ese parque, los vecinos se empiezan a despertar y a asomarse a la ventana, y yo ya me empiezo a cansar de tanta tontuna hormonal, tanto uniforme, tanta pulsera...

En esto la agente aparece con una mierda de pulsera posiblemente de imitación de carey y un móvil cutre y se los entrega a las chicas.

Viendo que "mi" caso estaba cerrado eficientemente, y con las primeras ganas de cama despuntando, les pregunto a los uniformados si les importa que me yo me vaya, a lo que me contestan que con mucho viento fresco y que la fuerza me acompañe.

Como el Llanero Solitario que nunca he sido, sonreí a las chicas y me levanté para perderme en el horizonte para seguir desfazendo entuertos de género y número y librar mis propias batallas contra, por ejemplo, la terrorífica resaca que tengo hoy.


You tell them Mr.Brummel!

P.S:
¡AÍDO QUIERO MI MEDALLA!




lunes, 24 de mayo de 2010

Grandes viñetas: Como boca de lobo...


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jueves, 20 de mayo de 2010

Aprenda de inglés, lecciones cómodas en minutos 15.

Amigos y amigas, no se sientan avergonzados por sus precarios conocimientos de lengua inglesa. Dejen que el eminente Dr. Dan Boleo, de la universidad Verbatim, les ayude con su estupendo método.


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BIG IMPORTANT WORDS! Lógicamente este divertidísimo anuncio es una parodia de tantos y tantos anuncios en revistas y cómics, sobre productos milagrosos de todo tipo y sobre los métodos de aprendizaje más peregrinos. La obsesión por las espinillas y los forzudos, por ejemplo, es especialmente machacona en ese ámbito, un día verán unas cuantas muestras en esta casa.

Las delirantes aventuras metafísico-domésticas del simpático Raymond Calbuth, del autor Didier Tronchet, también aportan su granito de arena a la parodia, y en tan solo 6 facilísimos pasos nos enseña a dibujar el cuerpo humano, masculino en este caso.


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Desgraciadamente en el mundo de la propaganda verbenera, pocas parodias, muy pocas, llegan a estar a la altura de los originales. Comprar a cómodos plazos una lapidita para un ser querido, o para uno mismo, entre viñeta y viñeta... ¿Qué quieren que les diga? A ver quién es el listo que supera eso sin errar el chiste.


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O este folleto que lleva rondando mis papeles desde 1999 (me he "digitalizado", avisados están todos Vds.). Mes de los ojos, muy bien. Federopticas, también bien. ¿Qué pinta este señor siendo aterrorizado por un platillo volante en todo esto?, ¿Antes, sin sus nuevas gafas, no los podía ver el pobre desgraciado?, ¿Federopticas ofrece tan buen servicio que vienen habitantes de otros mundos a graduarse la vista, o lo que tengan, a sus sucursales?. Imposible llegar a saberlo; yo llevo años intentando descifrar el mensaje de este folleto y aún no me cabe en la cabeza.


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Como no me cabe en la cabeza este anuncio de Telecult Power, algo inaudito. "Nadie puede escapar al poder de este método, dice el señor Dubin", el autor. Empezamos bien.

Con este arrebatador librito Vd. aprenderá a espantar demonios y males, le crecerá el pelo, "irradiará mensajes silenciosos que los demás obedecerán", se convertirá en un imán sexual, se hará en pocos días multimillonario y con un poco de esfuerzo hasta podrá ver a través de las paredes.... ¡Este método es la madre del cordero!. Y el autor, según veo en Amazon, siguió escribiendo libros a pesar de todo, en lugar de retirarse a su palacio junto a sus legiones de concubinas para controlar el destino del universo. Eso es entrega y ganas de ayudar a los lectores de tebeos.


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Hablando de deseo, y habiendo tocado el Thánatos el Eros estaba al caer. ¿Qué les parece esta estupenda muñeca hinchable a tamaño natural? Tanto rubia como morena se llama Judy, pero Vds. pueden llamarla Roberta, Jennifer o Matilde, al gusto.


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"Dele a su hija una muñeca Judy y todo el barrio hablará de ella por tener la muñeca más grande de la ciudad"... ya, la hija, claro que sí.

Yo prefiero esta otra versión, aunque tiene el mismo texto, porque incluye tres viñetas (a la derecha) que a mi parecer resultan bastante perturbadoras.


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WE FLOAT
WE´RE SAFE
WE´RE SPORTING
Se me ha hecho un nudo en la garganta como no me ocurría desde ver el episodio "Living Doll" de la impagable serie The twilight zone... ¡Qué miedo!, ¡qué espanto!, ¡qué escalofríos!


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Vayamos terminando esta entrada, que yo sólo quería hacerles conocer al Dr. Dan Boleo pero me excito y me pierdo. Terminemos en los años 80.

"El inicio de tu videoteca" hummm... a ver:
"Violación inconfesable", "Los amores impuros de Sybille", "Las alumnas de madame Olga", "Cocaína", "Los dos huérfanos", "Crimen entre dos" (¿serán los huérfanos?)... ¡Pero si esto parece la videoteca de Mr.Hyde!


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"Videos para siempre", bendita inocencia. Esto lo decía/vendía la difunta revista de comics Rambla, que a pesar de contar con grandes maestros de la viñeta, no prosperó. Una pena.


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¿Cómo iba a prosperar Rambla con una "columna" vergonzosa, y vergonzante, escrita por el gafe de Ramoncín? Quedan para la Enciclopedia de Miserables Modernos, que alguien en algún rincón debe estar escribiendo, no lo duden, grandes frases como:

"Se montan sus emisiones de radio pirata. Radio Paraíso por ejemplo -emisora pirata donde las haya, montada en Pamplona y precintada por orden superior-", "los chavales de mi barrio quieren más y sus vecinos también", "Aquí Conan es el anticristo", "cualquier intento a través del comic, u otro medio, a favor del ecologismo y más concretamente de las ballenas me parece maravilloso". Impagable.


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El pobre duró una docena de números, le hicieron un reportaje/entrevista de tres páginas, para que no se enfadara o se pusiera a cantar, y lo mandaron a la puta calle.

lunes, 17 de mayo de 2010

The punch: Productos para hacer bien la guerra.



Han caído en mis manos varios números de la revista The punch (efectivamente el Italiano Pulcinella), la clásica revista satírica británica que empezó a publicarse en 1841 y, con menor o mayor éxito y mayor o menor gracia, cerró sus puertas sobre el año 2000.

De humor más amable que mordaz, y más simpático que amargo, The Punch es todo un monumento a los usos y costumbres de la época, y resulta especialmente ilustrativa de los gustos de la clase media conservadora a la que iba mayoritariamente dirigida; en las miserables industrias de Sheffield o en los oscuros callejones de Whitechapel no se leía demasiado, y mucho menos The Punch, como mucho se veían los "dibujos".

Estos números, del año 1915, cuentan con la particularidad de contener anuncios de productos cotidianos, y no tan cotidianos, dirigidos a los soldados británicos que estaban ya luchando en Francia o camino de estarlo. Tengo que decirles que la Primera Guerra Mundial personalmente me parece que es el conflicto más cruel del S.XX, y me resulta especialmente fascinante, por no decir morboso, el cambio que hubo entre el primer fervor guerrero de los primeros meses, primer año, y el durísimo trago que posteriormente sufrieron todos los países cuando esa guerra rápida que se preveía se quedó estancada en un matadero lleno de barro donde al hombre se lo comían las máquinas y las alimañas.

Veamos unos cuantos ejemplos.

No, esta estupenda ropa interior no se militariza, pero no sólo se nos asegura que es la mejor del mundo sino que ni siquiera encoge. Con prendas de la calidad de Pesco seguro que yo también fumaba con el estilazo de este señor. Por cierto, la señorita no está nada mal.


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Las gargantuesca cocina Carron no se moviliza tampoco (¡cualquiera la mueve!), pero aún en tiempos de guerra una cocina-tanque siempre viene bien. Estupenda como refugio anti-bombas.


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Pero lo común es que hasta los productos más vulgares se "movilicen" para resaltar sus virtudes desde la óptica bélica, como este anuncio de la salsa Lea-Perrins, proponiéndonos el alegrarnos "esos platos de tiempos de guerra" con su estupendo producto que yo personalmente nunca he apreciado. Ahora va empezando el baile.



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"12 meses de guerra nos han demostrado..." No sabían lo que se les venía encima después de los primeros 12 meses a los pobres, dueños de tintorerías incluidos.


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¡Ah Tipperary, qué alegría! Esta fue una de las canciones más populares, quizá la más popular, de la Primera Guerra Mundial. Se cantaba al partir hacia el frente, se cantaba en las cantinas, se cantaba en los barracones, se cantaba al llegar a las trincheras y se dejaba de cantar en cuanto se olía el olor a cadáver podrido y empezaban a volar obuses, aunque diga la leyenda que ni con esas.

La canción cuenta, canta mejor dicho, la historia de un irlandés simplón que llega a Londres camino del frente. Este buen hombre se maravilla de la jovialidad y alegría de los londinenses y especialmente de las numerosas tonadillas sobre sus calles. Contagiado por el espíritu de la urbe, y sintiendo la lejanía de su novia Molly y de su terruño en Tipperary, canta a viva voz, con un espíritu muy a lo Martínez Soria, su nostalgia y orgullo provinciano a voz en grito, ante el estupor y el cachondeo general:



Lo que desconocía por completo es este grabado del maestro J.C.Dollman dedicado a esta canción. Un grabado "reproducing finely the invincible cheerines of the british soldier witch is the wonder of the world" (que retrata con gran elegancia la inquebrantable alegría del soldado inglés que es la maravilla del mundo) expuesto en la Royal Academy, de la que Dollman era asiduo; y encima con reproducciones a la venta a unos precios inmejorables.


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Aquí tienen la ilustración: Un grupo de soldados camino del frente, desplazándose por un paisaje gris plomizo, pisando con garbo los charcos de una carretera enlodada, seguidos por varios carros de víveres y municiones. Ellos que no pierden las ganas de jota ni la alegría inglesa, "maravilla del mundo", cantan a pleno pulmón con la cabeza bien alta orgullosos de ir a, en el mejor de los casos, despanzurrar boches, en el peor terminar despanzurrados ellos en cualquier agujero. La mula que ya lleva muchos viajes a cuestas y ha visto mucha carnaza y mucha carroña, no canta nada y sigue tirando del carro, por eso no maravilla a nadie.


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No me digan que no es socorrido este periscopio portátil; El oficial lo saca de la bolsita, lo despliega, echa un vistazo a las líneas enemigas, lógicamente no ve un carajo y acto seguido ordena el ataque para que un par de pelotones se entretengan correteando hasta ser despanzurrados en mitad de la nada, en la tierra de nadie. ¡Ay, quien tuviera un periscopio!


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Los protectores de los oídos Mallock-Armstrong ya me parecen algo más útiles, no sólo para artilleros sino para la tropa en general que tenía que aguantar días y días de estruendo infernal de artillería, tanto la propia como la ajena.

Lo que no me queda muy claro es qué dirían las regulaciones al respecto, porque bien me puedo imaginar a un pobre desgraciado delante de un pelotón de fusilamiento por llevar estos "protectores para mariquitas". Si les digo que muchos soldados perdieron la cabeza "solamente" por el ensordecedor estruendo continuo de las piezas de artillería seguro que no me creen, pero así sucedió y así se lo cuento.


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Nada mejor para calcular distancias, y trayectorias de tiro, que este cómodo telémetro de bolsillo, lo usas junto con el periscopio y los protectores auditivos y te ponen dos o tres medallas por el estilazo y ser tan aplicado y coqueto en asuntos marciales. Así se prospera en la vida y en la guerra. O todo lo contrario y te mandan fusilar. ¡La fortuna es mujer y ama a los osados!


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¡Sanaphos! ¿Qué diablos llevaría este reconstituyente Sanaphos, "alimento para los nervios"? ¡Esto es justamente lo que yo necesito, además de un Zeppelín privado!


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Sobre este misterioso SanaPHOS, sólo puedo decir lo que recoge el British Medical Journal (15 Octubre 1927), que más bien es poca cosa: Efectivamente se considera un alimento y no una medicina; por lo tanto olvidémonos de los cócteles químicos con cocaína o codeína tan de moda en la época, y tampoco de algún licor de hierbas milagrosas. Me aventuro a decir que se trataría del típico tónico reconstituyente más clásico, esos hechos con aceite de hígado de bacalao, fósforo y alguna que otra marranada. Pobres soldados.


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Pero vean con qué gracia enfermera y soldado se dan la mano en sana, es un decir, camaradería. Todo gracias a SanaPHOS y a la bala que le partió el brazo por la mitad. ¡Aplausos y odas al británico SanaPHOS! No confundir con el asquerosísimo y venenoso alemán Sanaphos, fíjense siempre en el PHOS.


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La estupenda gabardina nace en las trincheras debido a la necesidad de una prenda impermeable, de abrigo y que sea resistente. ¿Cuántos señoritos en gabardina, con periscopio, telémetro e hinchados a reventar de SanaPhos no habrán muerto gracias a alguna bala perdida disparada por alguno de sus envidiosos hombres? ¡Seguro que muchos menos de los que hubieran debido!


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Los Samuel Brothers no sólo hacen gala de su solera y larga tradición con respecto al trato de clientes militares, sino que también regalan un ejemplar del libro "Tips for subs", un "clásico inmortal" que no tengo ni idea de lo que puede tratar y prefiero ni imaginármelo.


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La estufita, el garrafón de güisqui-cheli, la bufandita y una buena pipa de Player´s Navy Mixture. Sí señor, esta era la imagen que se tenía de las trincheras en "casa" al inicio de la contienda y eso era lo que imaginaban muchos jóvenes.


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Para que se den cuenta de lo que viste un uniforme de oficial, aquí tienen al señor fumador de los calzoncillos largos del primer anunció, bien vestido e impasible el ademán, mandando a la muerte a media compañía. Lo coqueto no quita lo sanguinario; y seguro que no sólo lleva debajo del uniforme esa ropa interior tan horrible, sino que desde que salió de Londres ni se la ha cambiado el tío marrano.


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Estos tabacos exclusivamente para hombres de pelo en pecho, y de pecho lleno de cicatrices, es de tanta calidad que con una pipa ya pueden caer obuses como catedrales que uno ni se inmuta.

Igual es que este señor lleva los famosos protectores Mallock-Armstrong y no se está enterando de la fiesta, o tiene más pelotas que un caballo percherón, como bien sugieren las curiosas medidas, ese extraño croquis de la esquina inferior izquierda. Luego dirán que el tabaco mata. ¡Los cojones!


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Estar jugándose el cuello en el frente y que le regalen a uno una pluma de mierda tiene que doler lo suyo; pero roza la tortura psicológica el que el compañero oficial, al que le han regalado una Onoto, como Dios manda, se la reboce por el morro y encima se cachondee. Esto no es nada serio, no, es espeluznante que anden chuleando de plumas entre tanta matanza.


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No he sabido resistirme a la hora de rescatar este estupendo anuncio de papel higiénico. Se lo dedico especialmente a las señoritas que tengan el típico novio del que se quieren librar pero que no entiende el lenguaje de las indirectas, los suspiros, los sonoros bostezos, docenas de crueles plantones, varias amenazas de muerte etc. Si le quieren mandar a la mierda de la forma más clara, impriman, recorten y regalen la estampita con una misericordia fingida calibre medio.


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¡Luces! Esta sí que es toda una señora "colonia de guerra". No sólo es inglesa, y por lo tanto la mejor indiscutiblemente, sino que además su uso contrarrestará cualquier olor a medicinas y antisépticos. Ideal para enfermos y hogares con ex-combatientes hechos migas y con el cuerpo más lleno de metal que su propia silla de ruedas. Quién pierde la alegría de vivir es porque quiere, queda demostrado con Luces. ¡Perfume su carroña con Luces!


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No podían faltar las botas de campaña, no señor. Echando cuentas voy viendo que la guerra sale carísima; yo no entiendo, no me cabe en la cabeza, cómo es que entonces van tantos pobres y miserables a la guerra con estos precios tan exclusivistas.


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Más botas, con un estupendo slogan: "Confíe en el hombre detrás de la bota". Ahí queda eso pequeño saltamontes.


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Donde hay botas, e ingleses de "impoluto uniforme", canten o no Tipperary, tiene que haber un buen betún especial para cueros marrones. Al menos dice este anuncio.

Aquí tienen Lutetian Cream, con su mascota, el abuelo del Sr. Netol o pariente cercano, convenientemente uniformado de oficial debido a esos asuntillos del orgullo nacional. Como pueden ver en el resto de pequeñas ilustraciones, este betún lo mismo sirve para cortejar a la chacha, tomarse el té ojeando el periódico o cargar campo a través como un energúmeno con el sable desenvainado. Ya no se hacen betunes como estos.


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No se queden sin conocer al simpático hombrecillo vestido de paisano, posiblemente pidiendo limosna, anunciando también Meltonian Cream, ideal para la "clase de tropa" y los playboys arruinados.


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Querida Mathilda: Muchas gracias por la estupenda pluma que me has enviado, no era una Onoto, pero la he recibido con el mayor de los cariños. Gracias también por el periscopio y los frascos de SanaPHOS: El periscopio me lo ha descompuesto un francotirador alemán de un balazo y el SanaPHOS me ha producido una diarrea tremenda, pero ya sabes que recibo tus dulzuras con el mayor orgullo y con la gran esperanza de que esta guerra acabe pronto, y con ella tus estrambóticos paquetes. Por favor, en el próximo envío mándame algo que sea de utilidad directa para la guerra, te pediría unas cajas de cartuchos Kynoch, pero me da miedo que me envíes otro frasco de colonia "Luces", así que me pongo en tus caprichosas manos una vez más y a merced de tus alocadas ideas...

Tuyo siempre.
Richy.


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Pareciera viendo este estupendo anuncio, que uno fuera a la guerra a afeitarse y a fumar, y quizá en muchos casos así fue, es y será. El pastelón lo tiene la pobre señora en casa con un mocoso, un chucho y una suegra catatónica, mientras el marido está de vacaciones en Francia ¡y encima la prensa dice que posiblemente, con algo de mala suerte, la guerra se va a alargar algunos pocas semanas más!


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Yo no veo dónde está la "seguridad" en este saco de dormir, ya que las trincheras se convertían en piscinas cuando caían cuatro gotas, sin contar que estaban llenas de piojos y ratas; vamos, que lo último que a cualquier persona cuerda se le ocurría era tumbarse en mitad del estrecho parapeto metida en un saco. Quizá esa pieza para la cabeza apretaba tanto los sesos que uno caía desmayado en cuanto se metía en el saco de "pelo de camello" y todo le daba igual, o era un saco para desesperados con tendencias suicidas como yo sospecho.


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Caramelitos de leche y azúcar, vendidos como "raciones de emergencia". Quien no hacía negocio con la guerra es porque no quería. Si algún día les toca ya saben: Llévense una bolsa de Sugus.


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Estupendo anuncio de la Cruz Roja: "Los tiempos son duros, pero es aún más duro caer herido, y ser abandonado a su suerte porque nadie está cerca es terrible".


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Entre el uniforme, la pose chulesca, el betún Cherry Blossom y la tensión de ese silencio que se puede masticar en esta estampa, parece que el militar va a saltar sobre la pobre dama, que está aterrorizada viendo los reflejos del fuego bailar en los ojos furibundos del que ayer fuera su esposo, hoy un perfecto desconocido, y degollarla a mordiscos para después violarla.


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Sí señor, esto ya es nivel, con este estupendo equipo de campaña uno se va a la guerra como se va de camping: Su camita plegable, su sillita, su orinal, su palanganita para asearse, una alfombra, un maletón y hasta una cama elástica ¡un puro capricho! También venden espadas y revólveres para que jugar a la guerra sea más real que nunca.


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Ya ven, mientras sus papás se entretenían fumando y presumiendo de gabardinas, plumas y demás gilipolleces, los hijos pasaban el rato con el popular Meccano. Resulta curioso que mientras unos jugaban a la guerra con la vida de otros hombres, los mocosos "jugaban a la paz" tan tranquilos, construyendo bonitos relojes y colosales grúas.


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Cerremos este simpático, y siniestro, paseo con un "chiste" bastante mordaz.

"Pesimista previsión de la duración de la guerra:
-Delincuente juvenil (al que su madre le ha administrado un "correctivo"): T-te arrepentirás de esto cuando me haya ido a la guerra."


Haga click para ampliar el correctivo.

P.S:

En The Victorian Web pueden encontrar una surtida colección de grabados de The Punch. También en Project Gutemberg tienen a su disposición varios centenares de números con sus textos y sus grabados, desgraciadamente prescinde de los anuncios de época.

Si tienen interés por conocer más canciones de la época, la web Firts World War, a multimedia history of World War one, tiene un archivo sonoro completísimo y con auténticas joyas por descubrir.


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